¿Qué está pasando con los patinetes eléctricos en Madrid y por qué puede afectar al resto de España?

Hace justo un año, publiqué un artículo acerca de la prohibición de los patinetes eléctricos en el metro. Hoy, la noticia también gira en torno a estos vehículos de movilidad personal y a nuevos problemas a los que se están enfrentando. En Madrid, desde este mes de octubre de 2024, se han revocado las licencias a las empresas de alquiler de patinetes eléctricos. Una medida que, además, viene acompañada también por la extensión de esta prohibición a las empresas de alquiler de bicicletas eléctricas.

Estos vehículos se borran de las calles de la capital, manteniendo así únicamente Bicimad, el sistema de bicicletas públicas de Madrid. Pero, más allá de poner la lupa en esta ciudad, hoy quiero hacer una pequeña reflexión y es que esta medida puede replicarse próximamente en otros puntos de nuestro país.

¿Por qué no puede haber empresas de alquiler de patinetes eléctricos en Madrid?

El pasado 5 de septiembre de 2024, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ofreció una rueda de prensa para informar sobre esta revocación de licencias, tan solo un año después de haberlas concedido. En total, existían 6.000 permisos que recalaban en tres empresas: Lime, Dott y Tier Mobility. Según palabras del alcalde, el motivo de la eliminación en el callejero de la ciudad se debe a incumpliento del contrato.

Más de la mitad de los patinetes se encontraban dentro de la M-30 y, en base a lo declarado por el Ayuntamiento, suponían un problema para los peatones, ya que los conductores de estos vehículos los dejaban mal aparcados. Solo en el año 2022, se acumularon casi 100.000 denuncias por este tema, una cifra desde luego nada desdeñable.

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Concretamente, tal y como se ha publicado en un comunicado de prensa, el Ayuntamiento apunta a que «uno de los principales problemas del alquiler de patinetes en la ciudad es el estacionamiento indebido en lugares no habilitados. El nuevo modelo de autorizaciones introducía una mejora esencial para solucionarlo: que la empresa contara con desarrollos tecnológicos en sus aplicaciones para obligar a aparcar a los clientes únicamente en las zonas habilitadas para ello en el distrito Centro. En el resto de la ciudad, podían estacionar fuera de las reservas específicas siempre que no existiera una plaza para motocicletas, ciclomotores, bicicletas y VMP a menos de 50 metros del punto de estacionamiento. Además, ese desarrollo impediría iniciar o finalizar el trayecto en calles de prioridad peatonal, en las aceras o en espacios peatonales contiguos a parques históricos como El Retiro».

Además, apunta que «los técnicos municipales no tienen constancia de que esta tecnología se haya implementado en los patinetes de las tres empresas y, como han podido comprobar, circulan o estacionan en lugares prohibidos. Tampoco la interfaz dispone de esta información».

Pero, ¿prohibir es la solución? Personalmente, creo que no. Vivo dentro de la M-30 y, aunque sí que es cierto que ver el patinete mal aparcado (incluso tirado de mala manera) es algo común, en líneas generales nunca he presenciado una situación de verdadero peligro para el peatón. Sinceramente, me preocupan más otras cosas de la ciudad, pero hoy he venido a hablar de patinetes. No me tiréis de la lengua.

En dicha rueda de prensa, también se apuntó a que el servicio de Bicimad debe ser suficiente para cubrir este tipo de desplazamientos y se prometió la ampliación del mismo.

La respuesta de las empresas afectadas

Por supuesto, las tres empresas afectadas (Lime, Bolt y TIER) han declarado su descontento ante esta medida. De hecho, según Lime, los datos aportados por el Ayuntamiento no encaja con sus estadísticas. Lime indica que el 99,99% de los viajes realizados en 2023 no tuvieron ningún incidencia y que, de estos, el 98% se aparcaron bien.

En una entrevista con Somosmadrid, el presidente de Dott y TIER (ahora forman parte del mismo grupo después de la fusión que tuvo lugar a principios de año) ha declarado que el primer paso sería buscar el diálogo constructivo pero que, en caso de no alcanzar una solución (como ha sucedido), podrían plantearse iniciar acciones legales. No hay constancia, de momento, sobre si esto se ha llevado a cabo o no, pero en cualquier caso es evidente que supone un gran perjuicio para estas empresas, que de la noche a la mañana ven cerrar gran parte de su actividad, tras poco más de un año después de que se les haya concedido la licencia pertinente.

Entre las opciones que las tres empresas han ofrecido al Ayuntamiento, se incluían mejorar las tecnologías de los patinetes y reducir la flota, pero las negociaciones no han llegado a buen cauce y, teniendo en cuenta que ya ha entrado en vigor esta prohibición y que las empresas están en el tiempo de descuento para retirar los patinetes de la ciudad, no parece que vaya a cambiar nada.

Las bicicletas eléctricas, también fuera

Por si esto no fuera poco, el Ayuntamiento de Madrid también ha anunciado que retirará las bicicletas eléctricas de alquiler que no tengan base fija. En este caso, las licencias se aprobaron en marzo de 2022, llegando casi a 3.000 bicicletas repartidas entre seis empresas: BiciMAD Go (EMT), Idbrik Spain (Ridemovi), Bird, Boltest, Ride Dott y Lime.

Por tanto, se mantendrán únicamente como opciones de vehículos de movilidad personal de alquiler las bicicletas de BiciMad con base fija.

¿Se prohibirá también circular con los patinetes eléctricos?

De momento, no parece que esto vaya a suceder. De hecho, la DGT ya cuenta con normativa enfocada a este tipo de vehículos y, aunque las cosas no se han puesto fáciles (y lo peor está por llegar), nadie puede cerrar los ojos a la evidencia de que esta es una nueva realidad en las ciudades y que han llegado para quedarse (si les dejan).

Sin embargo, al margen de que exista o no prohibición de circular por las calles con estos vehículos, cada vez tenemos más inconvenientes. Están prohibidos en el transporte público, una de las cosas que más sentido tenían y es que muchas personas que viven lejos de una estación de metro o bus utilizaban los patinetes eléctricos como enlace, por lo que prohibirlos carece de todo sentido.

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Además, ahora se pide un mínimo de requisitos en cuanto a la ficha técnica, seguro, matriculación (en algunos casos), por lo que esa facilidad de comprarlos a bajo precio y circular, sin más, cada vez está teniendo que salvar más condicionantes y es normal, porque lo que tampoco me parecía lógico era que coger un patinete fuese casi como entrar en una jungla, pero comprendo que en algunos casos puede ser bastante limitante y que, al final, volvamos a optar por fórmulas más «sencillas», como el transporte público.

¿Qué pasará en el resto de España?

Esta medida tomada por el Ayuntamiento de Madrid puede ser la antesala a lo que va a ocurrir en otros puntos de España, unos prelegómenos de la extensión a otras ciudades que ya están haciendo uso de este tipo de VMP y que puede cambiar el paradigma de este modo de circulación.

De momento, no hay evidencias de que en otras ciudades se vaya a tomar el ejemplo, pero, como dice el refrán, cuando las barbas de tu vecino veas cortar… Pues eso.

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