Hace unos años, los niños venían con un pan debajo del brazo; ahora, parece que lo hacen con una pantalla. Tablets, móviles, consolas… Las nuevas generaciones están normalizando la inclusión de la tecnología en su día a día, en cada momento de su existencia. Y esto, desde luego, no está nada mal. Al contrario, quedarse fuera de la tecnología no es una opción, ya que el futuro pasa por ahí. Es lo mismo que quedarse de brazos cruzados en el sofá quejándose de la IA y no hacer nada por entenderla y saber usarla. Sin embargo, el uso excesivo de pantallas por los menores llega a convertirse en un problema en muchos casos. Problemas físicos (de vista, posturales…), pero también sociales, de aprendizaje e incluso neuronales. La tecnología nunca es la enemiga, pero sí tenemos que aprender a usarla correctamente. Y al hilo de todo esto viene la recomendación de prohibir el acceso a internet hasta los 16 años que ya se ha debatido en el Congreso de los Diputados.
El Confidencial ha adelantado las recomendaciones que forman parte de esta Proposición No de Ley que llega bajo el paraguas del PSOE. ¿El objetivo? Cuidar de la salud mental de los más jóvenes y mejorar su rendimiento académico.
¿Van a prohibir el acceso a internet hasta los 16 años? De momento, solo es una recomendación
Este punto incluido en la Proposición No de Ley del PSOE y hay varios aspectos que merece la pena destacar en este artículo. Esta recomendación busca beneficiar la salud mental de los más jóvenes y así lo indica el partido socialista: «a pesar de los beneficios de las redes sociales en una sociedad moderna, varios estudios alertan del riesgo que estas pueden tener en la autoestima, la autopercepción y el bienestar de los y las jóvenes y adolescentes».
En este sentido, señala un informe del Ministerio de Transformación Digital en el que se extrae, entre otras conclusiones, que “pasar más de tres horas diarias en redes duplica el riesgo de tener problemas de salud mental”
Estamos de acuerdo en que reforzar la protección de la juventud y la infancia en lo referente al uso de los productos digitales y la tecnología debería ser una responsabilidad de todos. La educación, una vez más, comienza en casa. No podemos pedir que desde arriba nos ayuden con un problema que nace en el seno familiar. Somos los adultos los primeros que no practicamos con el ejemplo, que estamos mostrando una imagen distorsionada de nosotros mismos, todo el día con un móvil en la mano. Somos los adultos los que, para que los niños «no molesten», llevamos la tablet al restaurante y se la ponemos de principio a fin. Y entendemos que es un comodín bastante sencillo de utilizar y con un efecto inmediato, pero quizá, a la larga, no es lo más recomendable.
Problemas de salud mental, desde falta de autoestima hasta adicción a la tecnología, dificultad para concentrarse, problemas de atención y memoria, problemas sociales… Son muchas las contraindicaciones que puede tener un uso (abusivo) temprano de la tecnología.
En este sentido, el PSOE recomienda prohibir el acceso a internet hasta los 16 años, una medida que a todas luces se ve ambigua, anticuada y excesiva. Estamos de acuerdo en que lo estamos haciendo mal, en que esa horda de niños atrapadas por la luz azul de una pantalla en cualquier bar, restaurante, parque o en el salón de su casa no es para nada la mejor opción. Sin embargo, quedarse fuera nunca es la opción. Porque de nada nos sirve que el niño o niña saque un 10 en todos sus exámenes si el día de mañana va a ser un negado con la tecnología por el simple hecho de que se la hemos demonizado. De nada nos sirve que tenga un autoestima elevadísima si, a cambio, no tiene ningún tema de conversación con sus compañeros de clase porque él no sabe qué es TikTok, quién es Lola Lolita o no tiene una dirección de email desde la que enviar una foto a sus amiguitos durante las vacaciones de verano. De nada nos sirve que tenga una atención maravillosa si suspende en los trabajos escolares porque no puede obtener la información de internet que les pide su maestro.
Concretamente, entre las medidas propuestas en el marco de esta iniciativa, se incluyen la “recomendación de no uso de ‘smartphones’ hasta los 14 años y postergar el acceso a acceso a Internet y redes sociales hasta los 16”. Es decir, los jóvenes no podrían tener móvil hasta los 14 y no podrían disponer de internet hasta los 16. No tiene ningún sentido. Aunque esto es solo una recomendación, lo cierto es que deja en evidencia la falta de equilibrio que a veces tenemos respecto a algunos temas. ¿No se puede encontrar un punto intermedio? Ni darle la papilla con seis meses con la tablet delante, ni prohibirle hacer una búsqueda en Wikipedia hasta los 16 años. No nos volvamos locos.
Más allá de los más jóvenes: otras recomendaciones para proteger también a los adultos
Pero en este punto, prohibir el acceso a internet hasta los 16 años no es la única recomendación. Otras de las medidas que también quedan reflejadas en esta Proposición No de Ley incluyen el «derecho a no ser molestado», esto incluiría desde las notificaciones que algunas páginas webs envían a sus usuarios, hasta el habitual spam que llega mediante redes sociales, email, etc. De hecho, del tema del spam ya hemos hablado anteriormente. Aquí te hablamos del artículo 66.1b, con el que se buscó acabar con las llamadas spam.
Además, también busca “asegurar que las plataformas digitales desarrollen productos y servicios éticos, sin técnicas de manipulación, que no tengan patrones opacos ni diseños engañosos o adictivos”. Otra de las medidas (más relacionadas con el punto de los jóvenes), pasa por reforzar los «programas de formación para las familias», de modo que puedan comprender mejor cuáles son los riesgos que pueden tener sus hijos en redes sociales.
Entre las recomendaciones, estas pasarían por los siguientes puntos (entre otros):
- Detectar y combatir las vulnerabilidades que usan las plataformas para captar y retener la atención del usuario.
- Fomentar el uso de herramientas de desintoxicación digital, por ejemplo, con aquellas que ayudan a gestionar el tiempo que se pasa en internet y los contenidos que se visitan.
- Prohibir ciertas características de diseño nocivas, como el scroll infinito, las notificaciones en tiempo real o la reproducción automática de vídeos y juegos.
- Eliminar los sistemas de recompensas o mecanismos de retroalimentación que enganchan al usuario.
En definitiva, esta iniciativa aboga por la “promoción de una normativa que garantice que los servicios de las redes sociales sean éticos por defecto”.
¿Qué podemos hacer como usuarios? La cuestión no pasa por prohibir el acceso a internet hasta los 16 años
Prohibir nunca es la solución. Pero el sentido común sí lo es. Por lo tanto, en lo que respecta a los niños y jóvenes, es conveniente educarles en el uso de la tecnología, para que aprendan a utilizarla sin que monopolice su vida.
Además, ser conscientes de las tácticas que se utilizan para captar y retener la atención, como desactivar las notificaciones, no caer en la trampa del scroll infinito, entre otras medidas.