Uno de los principales problemas que tenemos los usuarios de smartphones y otros dispositivos tecnológicos es la autonomía del dispositivo en sí. Una autonomía que lucha en dos frentes distintos, uno es el de la capacidad, donde se están haciendo importantes avances, y otro es de la vida útil de la misma, la cual siempre se encuentra limitada a un numero máximo de ciclos de carga. El segundo de estos problemas se podría solucionar de forma más que considerable con el reciente descubrimiento que unos investigadores de la Universidad de California en Irvine han llevado a cabo. Y es que mientras intentaban crear una batería de estado sólido han descubierto sin querer la forma de crear una batería ultraduradera con un número de ciclos de carga hasta 400 veces mayor al habitual.
Nanocables de oro y un gel electrolítico de alta densidad son la clave para una batería ultraduradera.
Mientras intentaban diseñar una batería que hiciera uso de un gel electrolítico muy denso que evitará los inconvenientes de las baterías líquidas de litio (son inflamables y sensibles a la temperatura) y consiguiera aumentar la carga eléctrica de la misma, este equipo de investigadores descubrió que si recubrían un nanocable de oro con un grosor del tamaño de una bacteria con una capa de óxido de manganeso, el mismo producía una reacción con el gel electrolítico que actuaba como capa protectora del cable, evitando que el mismo sufriera corrosión con el paso del tiempo.
Al parecer, el gel electrolítico utilizado no solo ha servido para mantener juntos los nanocables de oro, sino que hace que el óxido de metal encargado de almacenar la electricidad resulte mucho más maleable y resistente a la fractura, lo que posibilitaría realizar baterías de estado sólido mucho más flexibles.
Cuanto mayor es la longitud de dichos nanocables de oro, más carga eléctrica pueden almacenar, y por lo tanto será posible fabricar baterías de mayor capacidad. Aunque ya se habían realizado otros experimentos con nanocables, es la primera que se usa un gel electrolítico de alta densidad capaz de proteger dichos cables.
Lo más curioso del proyecto es que dichos investigadores aún no conocen con exactitud el proceso por el cual dicho gel electrolítico entra en reacción con el óxido de manganeso y forma dicha capa protectora, ya que el descubrimiento se llevó a cabo cuando empezaron a realizar cargas y descargas de su «batería» para comprobar la durabilidad de la misma, descubriendo con sorpresa que tras 200,000 ciclos de carga, la autonomía de la misma solo había disminuido un 5%, algo impensable a día de hoy con las baterías habituales.
Aunque esta nueva tecnología es realmente prometedora, tiene el handicap del alto valor que conlleva usar nanocables de oro (a pesar del escaso tamaño de los mismos), por lo cual el equipo responsable del descubrimiento tiene como propósito poder reproducir esta tecnología con un metal mucho más barato como el nickel, al mismo tiempo que siguen estudiando el por qué de la alta resistencia a la corrosión de su batería ultraduradera.
En un mercado dominado por la obsolescencia programada, y en el cual la batería de los smartphones suele ser uno de los motivos más comunes para renovar nuestro teléfono, puede que una batería ultraduradera no sea bien recibida por los diversos fabricantes, ¿O si? ¿Vosotros que opináis?.