Los cigarrillos electrónicos son una alternativa moderna y muchos menos perjudicial para la salud que los cigarros tradicionales y el tabaco, la cual se ha popularizado mucho en la última década. Cada vez que salta a colación la discusión sobre la adicción a la nicotina y el tabaco, hay más de uno que proponer al cigarrillo electrónico como un reemplazo o medio para dejar de fumar por completo, pero ¿tiene esta propuesta fundamento? Ahondaremos en eso y mucho más en esta entrada.
Primero que nada, los cigarrillos electrónicos son dispositivos tan compactos como una unidad USB o un bolígrafo, los cuales simulan el acto de fumar. Estos carecen de tabaco, pero usan líquidos que al calentarse generan vapor que es inhalado por los usuarios. Este proceso de inhalación mediante cigarrillo electrónico se conoce como «vapeo» y de ahí deriva otro de sus nombres populares: vapers. Dicho eso, un cigarrillo electrónico puede o no contener nicotina, un vaper sin nicotina es la alternativa más saludable de todas, naturalmente.
En este orden de ideas, los cigarrillos electrónicos emplean e-líquidos que contienen ingredientes como glicerina, propilenglicol, nicotina, agua y saborizantes. Hablando de saborizantes, una de las principales atracciones de los e-cigarillos y vapers es que permiten disfrutar de muchos sabores, como por ejemplo mentol, café, frutas, chocolate, especias, dulces, entre otras. Por lo tanto, podemos olvidarnos de lidiar con el sabor y olor a tabaco.
Cómo funciona un cigarrillo electrónico
Existen varios diseños de cigarrillo electrónico en el mercado actual, pero por lo general constan de los siguientes componentes:
- La boquilla: Es un cartucho fijado al final de un tubo. Dentro hay un pequeño vaso de plástico que contiene material absorbente empapado en una solución líquida.
- El atomizador: Este calienta el líquido, haciendo que se vaporice para que una persona pueda inhalarlo.
- La batería: Esto alimenta el elemento calefactor.
- El sensor: Esto activa el calentador cuando el usuario succiona el dispositivo.
- La solución: E-líquido, el cual contiene una combinación de nicotina, una base, que suele ser propilenglicol, y saborizante. Nuevamente, existen opciones libres de nicotina que resultan menos perjudiciales para la salud.
Entrando en detalles, cuando el usuario succiona la boquilla, el elemento calefactor vaporiza la solución, que luego la persona inhala o, como se le dice en la jerga urbana, “vapea”.
Adicionalmente, los sabores varían ampliamente, desde frutas hasta dulces, pasando por mezclas exóticas; algunos cigarrillos electrónicos tienen el mismo aroma que los tradicionales, e incluso imitan los sabores de marcas específicas, pero todo depende del líquido vaper elegido, el cual se puede cambiar a gusto antes de vapear.
Ventajas del cigarrillo electrónico y los vapers
La primera ventaja de los cigarrillos electrónicos tiene que ver con el riesgo asociado a la salud. Hay que dejar algo claro desde el vamos, este tipo de cigarros igualmente perjudica salud, después de todo, estamos introduciendo químicos a nuestro cuerpo, pero estamos hablando de un riesgo hasta 95% menor por el hecho de que no hay combustión y de que se emplean mucho menos sustancias químicas perniciosas. Asimismo, la factura que vapear le pasa a la higiene bucal, la salud cutánea y la capacidad pulmonar es inferior a la del cigarro tradicional.
Podemos reducir los efectos negativos sobre la salud todavía más al optar por líquido vaper con 0% de nicotina, lo que reduce la dependencia sobre esta sustancia. Cabe acotar que esto no afecta el aroma ni el sabor en lo más mínimo, lo que nos lleva al siguiente punto: decirle adiós al olor a tabaco.
Sobra decir que no todos toleran el olor que emite el cigarro, y por buena razón, puede ser desagradable si no eres fumador (e incluso para los mismos fumadores), y para colmo, éste se impregna en la ropa, la piel, el coche y dónde sea que fumemos. Mientras tanto, el cigarrillo electrónico viene con la ventaja de no apestar a tabaco y molestar a los demás. El humo se disipa en cuestión de segundos, así que solo podrás olerlo tú mismo y aquellos a tu alrededor durante un breve período de tiempo.
Por si fuera poco, no dejan residuos, así que le puedes decir adiós a las colillas de cigarrillo y los ceniceros.
Y como mencionamos anteriormente, tenemos la posibilidad de elegir el aroma y sabor de lo que consumimos, por lo que podemos optar por aromas que no resulten ofensivos para los demás.
Más económico y no deja residuos
Otra ventaja importante a favor del e-Cigarette es el precio. En este sentido, si bien una caja de cigarrillos es más barata que comprar un vaper y su respectivo líquido, a mediano y largo plazo agradeceremos la inversión. Algunos postulan que es un 40% más rentable que los cigarros tradicionales, pues las mezclas tienden a rendir por un mayor tiempo.
Un aliciente no tan discutido es el impacto ambiental que tienen, el cual nuevamente es inferior a su contraparte tradicional. Sigue siendo dañino para el medioambiente hasta cierto punto, pero al menos elimínanos de la ecuación el monóxido de carbono y el alquitrán.
El cigarrillo electrónico como un reemplazo al cigarro tradicional
Ahora la pregunta del millón ¿es vapear un método para dejar de fumar? Pues siendo totalmente honestos, no hay ninguna autoridad sanitaria que avale el cigarrillo electrónico como un sustituto al cigarrillo tradicional; idealmente se sigue recomendado no fumar en lo absoluto, pero sí que hay evidencia anecdótica de personas que han dejado de fumar gracias al mismo y también a reducir la ansiedad causada por la abstinencia a la nicotina.
De todas maneras, está claro que el cigarrillo electrónico no se postula como una solución para dejar de fumar, de hecho, su verdadero objetivo es ofrecer una alternativa considerablemente más saludable para fumadores. Sigue siendo una droga (lícita) y por lo tanto se recomienda moderación en su uso.
En este orden de ideas, tampoco se recomienda empezar a vapear o usar el cigarrillo electrónico si no eres fumador, dado que sería como adoptar un vicio gratuitamente. Al igual que ocurre con el cigarro tradicional, se desaconseja totalmente su uso por parte de niños, jóvenes adultos y mujeres embarazadas.
Si tu meta es dejar de fumar por completo, hay métodos probados que sirven para ello, y vapear no es uno de ellos. No obstante, la clave aquí está en sustituir un hábito que supone un alto riesgo para la salud, por uno mucho menos dañino.
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