Desde hace unos años las monedas fiat, que son aquellas que emiten los Estados y que en su territorio funcionan como medio de pago e incluso como reserva de valor, conviven con unos activos que se han hecho extremadamente conocidos y en algunos casos muy valiosos, las criptomonedas, que a pesar de ser sustancialmente diferentes las unas de las otras comparten una característica en común, son monedas completamente digitales y no tienen una contrapartida física, es decir, no pueden existir al margen de algunas tecnologías que en los últimos años se han extendido mucho entre la población como internet y los smartphones, ni por supuesto sin la aparición previa de tecnologías que todavía no son entendidas a medias por la ciudadanía, como por ejemplo la blockchain.
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Un mercado billonario ¿y creciendo?
Aunque las criptomonedas nacieron con bitcoin con unas ambiciones muy elevadas, al fin y al cabo quería servir como moneda alternativa al dinero controlado por los Estados, nadie o casi nadie podía prever su increíble éxito -sobre todo en el caso de bitcoin, que supone casi el 50 por ciento de la capitalización total de las criptomonedas- y aun así no dejan de salir una y otra vez analistas que pronostican una caída en picado o desaparición del activo. Ante estos constantes ataques uno se puede plantear las siguientes preguntas ¿Cuáles son las ventajas tecnológicas de bitcoin en la economía según aquellos que creen que por ahí va el futuro del dinero? y ¿Seguirá capitalizándose el criptomercado rompiendo nuevos récords?
Ante la primera pregunta, que sirve de base para que los creyentes en bitcoin fundamenten en parte sus predicciones alcistas, una de las principales ventajas tecnológicas de bitcoin y otras muchas criptomonedas es la tecnología blockchain que las sustenta, una tecnología que las hace en teoría imposibles de falsificar, ya que todo movimiento realizado con cada bitcoin o fracción de él esta validado en todos los bloques de la cadena, y por lo tanto para falsificar un bitcoin habría que falsificar el 50 por ciento más uno de toda la blockchain, algo que de ser posible sería increíblemente oneroso en tiempo, recursos humanos y también en dinero.
Adicionalmente la red misma permite eliminar intermediarios, ya que ella misma sirve para validar todas las transacciones, y por eso mismo estas son más baratas y más rápidas, y esto es interesante no sólo para las transacciones con criptomonedas -al fin y al cabo un subproducto del blockchain– sino en todo tipo de contratos, incluso en un futuro se podría utilizar en aquellos en los que es necesario que un funcionario público como un notario de fe de los mismos, algo muy caro y que además requiere de pedir citas y desplazarse, que a pesar de que ahora parece muy lejano visto lo que ha avanzado la administración electrónica en los últimos años no es para nada descartable.
Sobre el crecimiento futuro de bitcoin y otras criptomonedas no hay nada escrito ni seguro al cien por cien, y aunque se puede especular en economía tanto en el trading de forex de criptomonedas -donde se cotiza una criptomoneda con una divisa fiat, generalmente el dólar- como acumulando mediante una criptobilletera, se debe hacer teniendo en cuenta los riesgos, tanto del apalancamiento para el caso del trading online como de la volatilidad en cualquier manera de inversión que se escoja, ya que las criptomonedas son altamente volátiles. Pero las criptomonedas y el blockchain no son las únicas tecnologías que van a influir en la economía del futuro.
Aumento de la productividad ¿y expulsión de trabajadores?
La minería de datos, el Big Data y la Inteligencia Artificial son sólo algunas de las tecnologías que más están afectando a la economía, haciéndola más productiva pero que al combinarse también pueden dejar obsoletos muchos empleos, incluso aquellos de más reciente creación, como los que pueden ser el de analista de datos o algunos muy demandados hoy en día, como pueden ser los programadores.
Y es que la Inteligencia Artificial no sólo va a eliminar puestos de trabajo porque ella misma vaya a encargarse de desempeñarlos -24 horas al día y los 365 días del año, algo imposible hasta para el más laborioso de los seres humanos- sino que incluso va a aumentar la productividad decidiendo qué trabajadores deben ser despedidos y cuales contratados, actuando con una eficacia y frialdad que dejaría como aficionado sentimentaloide incluso al personaje de George Clooney en la película Up in the air, en la cual interpreta a un experto en despidos, algo que aunque parezca mentira ya está ocurriendo.