Los ataques indiscriminados hacia la población civil en Ucrania se intensifican mientras los países aliados de la OTAN pretenden ahogar la economía rusa como medida de presión para que Putin retire las tropas invasoras de Ucrania.
La camarilla de Putin, blanco de las sanciones
Los paquetes de sanciones se suceden y la economía de Rusia se encuentra cada vez más aislada pese a que el Kremlin, lejos de amedrentarse, utiliza ahora misiles hipersónicos, lanzados desde Crimea, burlando así la defensa antiaérea.
La élite rusa está en el punto de mira de la OTAN, en una lista negra que cada vez suma más miembros. Pero además, con la intención de que estas medidas sean realmente eficaces, no se ha pasado por alto la necesidad de perseguir las criptomonedas que el círculo más cercano al presidente Vladimir Putin podría utilizar para evadir las sanciones tras el desplome del rublo. Y es que no en vano Rusia ocupa el tercer puesto en la minería mundial de criptomonedas y se calcula que los ciudadanos rusos tendrían un 12% del total de estas.
Criptomonedas como refugio
Según la información proporcionada por diversas fuentes, los ciudadanos rusos inversores en criptomonedas podrían estar solicitando la liquidación de sus monedas digitales en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), país que se mantiene neutral ante el conflicto y que constituye, por tanto, un lugar seguro donde poder resguardar sus capitales.
De hecho, según manifiestan fuentes del sector financiero del país, se habría producido un fuerte incremento en la demanda de propiedades en Dubái, y el pago se estaría efectuando a través de las criptomonedas que, de esta manera, conseguirían salir de Rusia.
Tras el estallido del conflicto en Ucrania, el uso de las criptomonedas se ha reforzado en los dos países enfrentados, de hecho, Ucrania solicita donaciones en cripto para financiar su defensa ante la invasión rusa. Algo que también estaría haciendo por su parte Rusia quien, a su vez, estaría recaudando fondos en criptomonedas para lograr financiación.
Criptomonedas para eludir las sanciones
No es de extrañar entonces que, tanto la UE como EEUU, manifiesten su intención de establecer una legislación que sea capaz de regular las transacciones en criptomonedas, aunque lo cierto es que el marco regulatorio podría tardar en aplicarse. Anteriormente al conflicto, funcionarios del Tesoro estadounidense ya advertían de que las monedas digitales reducían la eficacia de sus sanciones al permitir transferir y mantener capital lejos del tradicional sistema financiero.
Un claro ejemplo es Irán, uno de los países exportadores de petróleo que utiliza el excedente energético que no le es posible vender, a causa de las sanciones, para llevar a cabo la minería de Bitcoin. Y se estima que representan el 4,5% de toda la minería de Bitcoin, la más importante de las criptomonedas.
Corea del Norte sigue el mismo camino para esquivar las sanciones y, según manifiesta un informe de las Naciones Unidas, habría financiado su programa nuclear gracias a las criptomonedas robadas mediante ransomware.
La importancia de no depender de un gobierno
Una de las consecuencias derivadas de esta guerra es que se ha puesto en claro la importancia de que exista una moneda que no dependa de un gobierno. Es decir, una modalidad donde la moneda y el Estado sean algo distinto lo uno de lo otro.
Aunque las criptomonedas más relevantes como Bitcoin y Ethereum no han iniciado el año con buen pie, situándose en una tendencia bajista que se vio acentuada por la aversión al riesgo en los mercados globales a consecuencia del estallido de la guerra, podrían estar a punto de salir de su letargo ya que, en los momentos en que se redacta este artículo, ambas criptomonedas muestran valores recuperados con referencia al inicio del conflicto.
Y precisamente por este motivo es que se postulan como una de las alternativas en momentos de conflicto global, ya que, a juicio de los expertos, no sería descabellado esperar un próximo y veloz crecimiento de los criptoactivos como método de ahorro, gracias a la imposibilidad de control del sistema transaccional de las criptomonedas por parte de un gobierno, aunque eso sí, se trata de opiniones.