Los tiempos han cambiado y la música ha sido uno de los sectores que no se han mantenido inalterables. Precisamente, hace un par de meses hablamos sobre su evolución en uno de nuestros Throwback Thursday, un artículo que culminaba en los servicios de reproducción en streaming, como Spotify.
Esta plataforma se ha popularizado enormemente en los últimos años, especialmente gracias a sus planes familiares con los que podremos utilizarlo varias personas por un precio ridículo, sin publicidad y con todas las ventajas de este tipo de cuentas Premium. En la GizOficina nos pasamos el día con Spotify puesto, está claro que para el usuario es una alternativa estupenda a los formatos tradicionales, pero… ¿qué opina el artista de la música en streaming?
¿Cómo les afecta a los artistas un servicio como Spotify? ¿Cuánto cobran por ello?
Actualmente, más de un 55% de los beneficios del consumo de la música proceden del mundo digital (Global Music Report, 2016) y la tendencia indica que la cifra va a ir en aumento hasta casi terminar con la música en formato físico. Actualmente, en torno a un 70% de los usuarios de Internet utilizan algún servicio de música en streaming. Pero, ¿qué ocurre con el artista? ¿Cómo le ayuda a engrosar su cuenta bancaria?
Veamos el caso concreto de Spotify: aunque los precios se negocian por países, el stream de una canción vale entre 0,006 y 0,012 dólares. Por ejemplo, según la información que nos llega desde la agencia de comunicación Best Relations, «Duele el corazón» de Enrique Iglesias ha sido la canción más escuchada en España en 2016 con más de 245.000.000 reproducciones. Atendiendo a las cifras anteriores, solamente en Spotify ha generado unos ingresos de entre 1.500 millones y 3.000 millones de dólares. Pero esta cantidad no va directamente al artista: Spotify paga a la discográfica y de ahí, ella reparte los beneficios con el cantante según lo que hayan acordado.
Como ves, el negocio de la música sigue más latente que nunca y el mundo digital no solo no ha perjudicado a la industria (piraterías aparte), si no que ha logrado abrir nuevas vías y darle protagonismo a artistas que normalmente no hubiéramos escuchado si no llega a ser por opciones como las playlist o el modo radio de Spotify. Evidentemente, los que se llevan la mejor parte del pastel son los artistas internacionales más reconocidos, pero… ¿no ocurría lo mismo con la venta física de música?