Los teléfonos móviles llegan a las cuatro cifras. Tenía que ser Apple quien alardeara de que su próximo flagship probablemente supere los 1.000 dólares y es justo en este momento, cuando debemos detenernos y hacer examen de conciencia. Se nos ha ido de las manos y lo peor, como en la mayoría de esas veces en las que ocurre eso, ya hay poca vuelta atrás. Los fabricantes no querrán dar su brazo a torcer y, si lo hicieran, los usuarios lo interpretaríamos probablemente como una merma de características o calidad del terminal, perdiendo ese valor añadido que, no nos engañemos, en muchas ocasiones es lo que nos impulsa a comprar el último flagship: status y reconocimiento.
Cuando hablamos de precios excesivos, solemos señalar con dedo acusador a Apple, pero lo cierto es que Android tampoco se queda atrás.
Los teléfonos Android también han disparado sus precios
No hay más que ver la tendencia de los precios de los terminales catalogados como gama alta. Cada año, el ‘buque insignia’ de un fabricante mejora ciertas características, pero tampoco se olvida de subir su precio, esté o no justificado. Así, tenemos ejemplos muy claros en el panorama de lo que ha sido la telefonía móvil en los últimos años.
Por ejemplo, hablando de Android, el Samsung Galaxy S3 costaba 600 euros; ahora, el S7 Edge supera los 800 euros. Caso similar el de otros fabricantes como Sony (de los 599 euros del Xperia S pasamos a los 799 euros del Xperia Z5 Premium), Huawei (mientras que el Ascend P1 solo costaba 385 euros, el P9 Plus ha llegado a los 749 euros), LG (quien mantuvo el precio estable en 599 euros en sus tres primeros modelos de la gama G, pero subió a 649 euros en el LG G4 y LG G5) o HTC (quien también pasó de los 599 euros del One X de 2012 a los 799 euros del HTC 10).
Pero quien sin duda ha acusado una mayor subida de precios, ha sido Google. Es inevitable recordar con nostalgia aquellos 299 euros que tuvimos que pagar por nuestro Nexus 4, especialmente ahora que el Píxel ha llegado a los 869 euros de precio máximo.
En estos gráficos, se recoge de forma visual el ascenso de precios de los fabricantes, una información que nos parece muy interesante.
¿Están justificadas estas subidas de precio?
Por un lado, es innegable que los teléfonos cada vez son dispositivos más completos y que incluso los materiales empleados en su construcción hoy en día son más caros que los de hace algunos años. Hasta aquí, nos parece razonable que los precios aumenten. Pero el ascenso desproporcionado nos parece injustificable, máxime cuando vemos compañías chinas haciendo prácticamente lo mismo (o mejor, en algunos casos) con precios mucho más asequibles.
Pero como siempre, la ley de la oferta y la demanda es la que manda y mientras que haya consumidores dispuestos a pagarlo, los fabricantes seguirán teniendo un margen de beneficio enorme. Y si no, que se lo digan a Apple, del que pudimos conocer el coste de fabricar un iPhone 7 y no, no justifica el precio final que tiene que pagar por él el consumidor.