ChatGPT, el chatbot más popular de la actualidad se ha metido en aguas calientes con las autoridades italianas, quienes ha optado por bloquear el acceso a la herramienta basada en Inteligencia artificial de OpenAI. ¿Qué razones podrían justificar una acción tan drástica? Pues de acuerdo con la Autoridad de Garantía de Protección de Datos, ChatGPT está incumpliendo con la normativa de protección de datos europea. De igual manera, el garante italiano critica la ausencia de mecanismos para verificar la edad de los usuarios, lo que estaría exponiendo a menores de edad a respuestas inadecuadas.
Entrando en detalles, el organismo italiano está acusando a ChatGPT de recoger datos de los usuarios de manera ilegal, a su vez, alegó que el sistema de OpenAI carece de una base legal para recopilar información en forma masiva con el fin de entrenar los algoritmos de la plataforma.
Italia toma cartas el asunto y bloquea a ChatGPT en el país
Como resultado, el Garante italiano para la Protección de Datos Personales ha puesto en marcha una investigación exhaustiva para dilucidar el funcionamiento preciso de ChatGPT y determinar las infracciones que se han cometido. La consecuencia inmediata es que se ha bloqueado el acceso a la plataforma en el país, lo cual algunos tachan como una medida drástica e hipócrita.
Sea como sea, el gobierno italiano le está exigiendo a OpenAI comunicar en un plazo de 20 días las medidas adoptadas para dar cumplimiento a la petición del Garante. De lo contrario, podría enfrentar una sanción de hasta de 20 millones de euros o el 4% del volumen de negocios anual global. Esto último viene como una respuesta a la fuga de datos de OpenAI que se produjo el 20 de marzo, y no se levantarán las restricciones hasta que se cumpla la normativa.
Por último, no se descarta la posibilidad de que España u otros países miembros de la Unión Europea decidan sumarse al bloqueo o tomar medidas similares, dado que estamos tratando con un caso enmarcado en el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), el cual está vigente en todos los países miembros.
Vía | El País