Todos los grandes caen alguna vez, y no nos referimos a Muhammad Ali o a Rocky Balboa no, sino a Samsung. Y es que el incidente del Galaxy Note 7 se les ha ido completamente de las manos. Lo que parecía una tanda defectuosa de baterías a la que podría habérsele dado carpetazo con una reposición de terminales y unos cuantos millones en costes de reemplazo, ha terminado siendo el escándalo tecnológico más grande de los últimos tiempos y algo que va a repercutir gravemente en las finanzas de la compañía. Y es que Samsung no sabe a día de hoy solucionar los problemas del Galaxy Note 7, hasta el punto de que han tenido que suspender de forma indefinida la producción y venta de su phablet más potente y uno de los iconos de la empresa. Menos mal que Samsung es un gigante de la tecnología y sus productos abarcan sectores que van desde la automoción hasta los electrodomésticos, porque si no, estoy podría ser el final de esta compañía coreana. Repasemos un poco todo lo ocurrido.
Todo empezó muy bien, pero la felicidad duró poco.
El Galaxy Note 7 es un pedazo de smartphone. Nosotros tuvimos la oportunidad de probarlo en la IFA 2016 y nos sorprendió para bien tanto por su calidad de construcción, como por su diseño y rendimiento. Un terminal que apuntaba ser un éxito de ventas en cuanto fue posible reservarlo, y que puede presumir de ser el único terminal del mundo con tecnología 4×4 MIMO (solo en modelos con SD 820, esta tecnología «Multiple Input Multiple Output» utiliza 4 antenas -en lugar de 2- para recibir datos de las antenas de telefonía móvil, mejorando la velocidad y fiabilidad de la cobertura y de los datos, a la par que el consumo de la batería) o con la mejor pantalla QHD de 5.7 pulgadas del mercado.
En cuestiones de rendimiento, estamos ante uno de los smartphones más potentes del mercado, ya que integra un SoC Snapdragon 820 o Exynos 8890 (dependiendo del mercado), 4GB/6GB de memoria RAM y 64GB/128GB de almacenamiento ampliables mediante tarjeta Micro-SD.
Por último, también es un fuera de serie en materia fotográfica y de conectividad, ya que cuenta con una cámara Dual-Píxel de 12 megapíxeles con una apertura f/1.7 capaz de capturar vídeo 2K y rendir de forma excepcional en condiciones nocturnas, mientras que la frontal tiene 5MP y la misma apertura de f/1.7. Las restantes características incluyen una (polémica) batería de 3500 mAh con sistema de recarga rápida, USB Type-C, lector de huellas dactilares, escáner de iris, sensor cardíaco y el característico S Pen, un stylus con hasta 4096 puntos de presión que supone su rasgo más diferencial y que incluye la capacidad de reconocer 38 idiomas y traducirlos en otros 71 idiomas.
La conectividad de este malogrado smartphone también se encuentra entre las mejores de su categoría, con soporte para 3G, 4G LTE de Categoría 9, NFC, WiFi 802.11ac, Bluetooth 4.2 y GPS + GLONASS; todo ello con unas dimensiones muy compactas de 153.5 x 73.9 x 7.9 mm y un ajustado peso de 169 gramos, todo ello bajo un Android 6.0 Marshmallow que Samsung pensaba actualizar a Android Nougat en tan solo unos meses.
Repasando los hechos: un incidente detrás de otro.
- Samsung empezó a tener constancia de los problemas del Galaxy Note a principios de septiembre, algo que obligó a la compañía a vender parte de su accionariado en cuatro empresas para obtener liquidez, pudiendo así poder enfrentar los costes de reparación de 2.5 millones de dispositivos afectados por una supuesta batería defectuosa, algo que en su momento se valoró en unos mil millones de dólares. En concreto, los coreanos vendieron una participación del 4.5% en la estadounidense Rambus, su 4,2% en Seagate, su 3% de la alemana ASML y una discreta participación del 0.7% en la japonesa Sharp. Por aquel entonces no sabía Samsung que el coste de estos problemas iba a ser mucho mayor…
- 28 de septiembre: La cosa empeora, ya que uno de los terminales supuestamente seguros, por integrar una batería china que no debería estar afectada por el problema, explota nuevamente. El perjudicado resultó ser Hui Renjie, el cual vio como al poco de adquirir su terminal de la tienda china online JD, este explotó mientras se cargaba, ocasionándole quemaduras en dos de sus dedos y dañando su MacBook Pro.
- 5 de octubre: un segundo terminal catalogado como seguro, y que ya había sido revisado por la compañía, explota en Louisville, Kentucky. En esta ocasión el afectado resulta ser un viajero que se encontraba a bordo de un avión para realizar un vuelo de Southwest a Baltimore. Por suerte, el vuelo aún no había despegado y fue posible sacar el terminal en llamas a través de la puerta de embarque sin que nadie resultara afectado. Este pasajero, cuyo nombre es Brian Green, dijo que cuando sucedió el incendio, su Galaxy Note 7 tenía una carga del 80% y que en la caja se informaba con un pequeño cuadro negro encima del código de barras de que el dispositivo pertenecía a los ya revisados y catalogados como seguros. Pero parece ser que no era seguro no…
- 9 de octubre: Nos trasladamos a Taiwán, donde la siguiente afectada por los problemas del Galaxy Note 7 se llama Lai, una chica de 26 años que había comprado su dispositivo en agosto y que ya lo había sustituido posteriormente el 27 de septiembre por una unidad segura. Según la afectada, su Galaxy Note 7 explotó mientras caminaba por el parque, encontrándose el terminal en el bolsillo trasero de su pantalón. Nuevamente, la gente de Samsung emitió un comunicado para ponerse en contacto con la cliente y comprobar si se trataba efectivamente de una unidad de reemplazo, como así se demostró ser.
- En estas mismas fechas, otro terminal se incendió en Minnesota, Estados Unidos. Allí, una joven de 13 años vio como su terminal se calentaba de forma exagerada mientras lo sostenía en sus manos. Por suerte, soltó el terminal antes de que este derritiera hasta funda protectora que este tenía puesta, no sin antes sufrir una pequeña quemadura en el pulgar. Al igual que en el caso anterior, este Galaxy Note 7 ya había sustituido el pasado 21 de septiembre, por lo que nuevamente estamos ante una unidad supuestamente supervisada y segura.
- 10 de octubre: Samsung anuncia la paralización de la producción del Galaxy Note 7. según los coreanos «La suspensión es en cooperación con los Reguladores de Seguridad de los Consumidores de Corea del Sur, Estados Unidos y China“. “Esta medida incluye una planta de Samsung en Vietnam, que es responsable de los envíos mundiales del Galaxy Note7″. Esta suspensión de la producción llegó además acompañada del anuncio por parte de las cuatro grandes operadoras de los Estados Unidos del cese de las ventas del Galaxy Note 7. Entre las afectadas se encuentran AT&T y TMobile, a las que posteriormente se ha unido el operador australiano Telstra.
- 11 de octubre: Cual crónica de una muerte anunciada, en el día de ayer Samsung anunciaba la suspensión global, permanente y definitiva de la producción y venta del Galaxy Note7, dándolo oficialmente por descatalogado. La decisión fue tomada después de que la compañía emitiera un comunicado en el que indicaba a las empresas que detuvieran tanto las ventas como los reemplazos del Galaxy Note 7 hasta nuevo aviso, al tiempo que pedían a todos los usuarios que apagaran de inmediato sus dispositivos por su seguridad y procedieran a su devolución.
¿Y que ha pasado en España?
No solo las operadoras americanas se han posicionado al respecto, en España fue la operadora Orange la que anunciaba oficialmente la retirada del terminal. Viendo que los restantes operadores, entre los que destacan Movistar y Vodafone, no se pronunciaban al respecto, Samsung no ha tenido más remedio que lanzar un comunicado instando también a las restantes operadoras mundiales a detener las ventas y comenzar a recoger los Galaxy Note7 vendidos. Hasta la propia » El Corte Inglés», una de las cadenas comerciales más fuertes del país, tuvo que emitir un comunicado avisando a los consumidores de sus derechos y de las opciones que tenían disponibles.
¿Por qué han ocurrido todos estos problemas del Galaxy Note 7?
Pues es difícil concretar, ya que Samsung sigue a día de hoy sin concretar las causas técnicas del desastre. No faltan las voces críticas que apuntan al hecho de que Samsung aceleró los plazos habituales con la intención de sacar al mercado el Galaxy Note 7 antes de que Apple hiciera lo propio con el el iPhone 7. El Galaxy Note 7 fue anunciado en agosto y lanzado al mercado a principios de septiembre, algo que no suele ser lo habitual y que nos lleva a pensar en un acortamiento de los plazos destinados al control de calidad del dispositivo y que podría haber conllevado a todos los problemas del Galaxy Note 7 posteriormente ocurridos.
No todas las consecuencias son cuantificables.
Después de dos «recall» o llamadas a la devolución y una retirada definitiva del mercado de uno de los terminales más importantes de la compañía, es inevitable preguntarse cuales han sido o serán las consecuencias de este incidente para Samsung.
En un primer momento Samsung anunció la retirada de un total de 2,5 millones unidades vendidas, lo que provocó el retraso en la entrega de todas las unidades que ya habían sido prereservadas y un coste para la compañía de 1.000 millones de dólares según las primeras estimaciones, en el que se incluían los costes de envío, los de sustitución y el de los incentivos para que los usuarios devolvieran sus teléfonos o los cambiaran por otros.
Si de por si esta cifra no supusiera un «palo» importante, la pesadilla para Samsung acababa de empezar, ya que el incendio de los terminales que se consideraban seguros o que ya habían sido sustituidos, vino a agravar el problema de forma más que considerable. A una cifra que ya se había elevado a 5.000 millones según nuevas estimaciones, se unía el coste de un segundo «recall» y el anuncio final de la paralización de la producción del Galaxy Note 7.
El total de la catástrofe es difícil de calcular, pero desde Samsung ya han dado una cifra: 17.000 millones de dólares. Esta sería la cantidad que Samsung dejaría de ganar de forma aproximada por los 19 millones de Note 7 que tenían pensado vender a lo largo de toda la vida útil del dispositivo. A ello habría que sumar los costes del segundo «recall», una caída en bolsa del 8% y los posibles gastos que Samsung tendría que afrontar por posibles demandas de sus usuarios.
Aunque en un principio los resultados trimestrales no fueron malos, con un tercer trimestre que arrojaba unos 44.000 millones de dólares en ventas y unos 7.000 millones de dólares en beneficios operativos, algunos analistas de Nomura Holdings ya apuntaban a que Samsung podría haber conseguido cifras mejores si no hubiera sido por los problemas del Galaxy Note 7. Pero claro, esto fue antes del segundo «recall», por lo que es más que posible que los resultados del último trimestre sean bastante más catastróficos.
Pero si las consecuencias económicas ya dibujan un futuro bastante oscuro para los coreanos, hay otro reto que afrontar en el futuro, y es el de recuperar la confianza de los consumidores. Así es, ya no es que un terminal haya salido defectuoso, es que Samsung a día de hoy es una compañía que está en boca de todos por ser la que vende ese terminal explosivo «que no saben arreglar»; algo que es muy grave, porque supone enviar al consumidor el mensaje de que los terminales de Samsung son peligrosos, ya que si el fallo no se ha detectado, puede que se reproduzca en futuros terminales de la compañía.
En realidad parece una broma irónica del mercado, al igual que Samsung ha pasado varios años vendiendo terminales de gama baja que se aprovechaban del «apellido» Galaxy, ahora las tornas se giran y será difícil convencer al futuro comprador inexperto de que el terminal afectado es solo un modelo y de que es muy posible que el error no se vuelva a reproducir en otros terminales.
Lo que sí está claro es que Samsung deberá esforzarse al máximo para que su próximo terminal estrella salga más brillante que una bola de billar recién pulida si no quiere que la fama de fabricante de móviles explosivos acabe con su división de smartphones. Y es que no solo los usuarios estarán deseosos de buscar fallos al próximo Galaxy S8, es que las autoridades también van a mirar sus próximos lanzamientos con lupa. No olvidemos que el Galaxy Note 7 ha sido prohibido en aviones, y en barcos, obligando a Samsung a bloquear por software aquellos terminales que los usuarios no habían querido devolver. Si esto volviera a ocurrir, no queremos pensar en las consecuencias para la compañía. Esperemos que Samsung consiga salir del bache, ya que es uno e los mejores fabricantes del mercado, aunque suponemos que la competencia no le augura tan buenos deseos…