Reconocimiento facial en aeropuertos: ya está disponible en España y estas son sus implicaciones
Hay algo que me sucede siempre que tengo que volar: vivo con miedo a perder la documentación o el móvil (donde normalmente llevo la tarjeta de embarque). Obviamente no es lo mismo volar Barcelona – Madrid, que en ese caso tengo fácil volver a casa, que estar en Tailandia (por poner un ejemplo) y quedarme plantada frente a la puerta de embarque sin poder acceder al avión. Por eso, una parte de mí aplaude la llegada del reconocimiento facial en aeropuertos. Facilitaría muchísimo las cosas. Sin embargo, otra parte de mí siente algo de miedo ante este Gran Hermano que no para de crecer.
¿Estamos realmente preparados para esto? ¿El reconocimiento facial en aeropuertos es seguro o existen brechas de seguridad que nos pueden hacer mucho daño? Esta revolución no deja de ser un modo de intrusión más. Pero siempre lo digo: no nos podemos quedar al margen de la evolución y de la tecnología.
En este artículo quiero que entremos a examinar a fondo el reconocimiento facial en aeropuertos, qué es exactamente, cómo funciona, qué puede implicar y dónde se está poniendo ya en marcha. Porque si piensas que es algo a lo que todavía le queda mucho tiempo o que solo es cosa de los yankees, tengo que decirte que estás equivocado: ya ha aterrizado en España y en este momento ya hay personas entrando a su avión solo utilizando su cara.
¿Qué es el reconocimiento facial en aeropuertos? Una primera aproximación al tema
Antes de poner el zoom en este tema, quiero darte una breve introducción al tema, para asentar las bases y que comprendas bien qué es este nuevo sistema. El reconocimiento facial en aeropuertos es un sistema que permite el acceso al avión solo utilizando datos biométricos. Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) apunta que «el sistema de reconocimiento facial de Aena permite, mediante un único registro inicial, cruzar el filtro de seguridad y embarcar de forma más ágil sin necesidad de mostrar el DNI, pasaporte o tarjeta de embarque».
En definitiva, su objetivo final es el de facilitarnos pasar los controles de la puerta de embarque. Y esto me parece muy positivo, no solo porque, como ya te contaba, se eliminaría el temor de perder la documentación o la tarjeta de embarque en el último momento y quedarnos sin subir al avión, también nos puede ayudar a reducir los tiempos de espera en los aeropuertos, algo que a mí cada vez se me hace más pesado. Sí, volar nos permite recorrer distancias a una gran velocidad, pero a veces no compensa si tenemos en cuenta el tiempo de desplazamiento hasta el aeropuerto, las distancias a pie que hay que recorrer dentro de él, el control de equipajes, el control de documentación según el destino al que vayas, el control en la puerta de embarque… Me da pereza solo de pensarlo y mira que me gusta viajar.
Cómo funciona el reconocimiento facial en aeropuertos
Para explicar cómo funciona el reconocimiento facial en aeropuertos me parece interesante abordarlo en tres pasos.
Lo primero que tienes que hacer, si es la primera vez que vas a utilizarlo, es registrarte en este servicio. Puedes hacerlo desde la app de Aena, en la app de las aerolíneas o en los kioskos habilitados en los aeropuertos. ¿Cómo hacerlo? Tan solo necesitas vincular tu documento de identidad y tu rostro. Te recomiendo que vincules DNI/NIE y pasaporte, para que te sirva sea cual sea a cualquier destino al que vueles, nacional o internacional. Acepta las condiciones y da tu consentimiento para participar en el programa de reconocimiento facial y listo.
Una ventaja es que una vez registrado en este servicio ya no tienes que volver a hacerlo (sea cual sea el medio por el que te has registrado), excepto si te caduca la documentación o si te das de baja y luego quieres volver a darte de alta. Esto es muy importante, ya que si te caduca el DNI y lo renuevas (o el pasaporte) e intentas acceder al avión con el documento anterior no te lo va a permitir.
Una vez que te has registrado y ya estás en el aeropuerto, el siguiente paso es acceder al filtro de seguridad por el acceso exclusivo señalizado. En este filtro se vinculará tu rostro a tu tarjeta de embarque. Solo tendrás que pararte frente a la cámara y esperar a que te dé el ok.
A continuación, dirígete a la puerta de embarque y accede al avión pasando tambiién por el filtro especial para usar el reconocimiento facial. No tendrás que hablar con las azafatas, ni mostrar tu tarjeta de embarque ni tu documento de identidad. Atraviesa este filtro y accede directamente. Observa bien la máquina, ya que en caso de que la aerolínea te cambie de asiento por necesidades del vuelo, se te imprimirá una especie de ticket en el que te indicarán cuál es tu asiento.
Aeropuertos y aerolíneas que ya han implementado este reconocimiento facial en España
Hay que tener en cuenta que este sistema de acceso al avión todavía se encuentra en una fase muy inicial y, aunque apuesto a que va a ser el futuro que nos espera, por ahora, en esta primera etapa, solo está disponible en siete aeropuertos (Adolfo Suárez Madrid – Barajas, Josep Tarradellas Barcelona – El Prat, Gran Canaria, Tenerife Norte – Ciudad de La Laguna, Gran Canaria, Ibiza y Menorca) y en cuatro aerolíneas (Air Europa, Iberia, Vueling y Binter).
Por lo tanto, para que puedas usar este reconocimiento facial tienen que coincidir tanto la aerolínea en la que viajas como el aeropuerto. Eso sí, lo puedes usar en origen o en destino, independientemente de que el otro aeropuerto no disponga de esta tecnología. Por ejemplo, imagínate que vuelas del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid – Barajas al aeropuerto de Federico García Lorca – Granada Jaén. Podrás hacer usar del reconocimiento facial en el vuelo de ida, en Madrid, pero no podrás utilizarlo en el vuelo de vuelta, en Granada.
¿Quieres probarlo? La participación, de momento, es voluntaria
La verdad que a mí me pica bastante la curiosidad y me gustaría probarlo. Me gusta eso de ser probar las tecnologías en sus etapas iniciales y vivir su evolución, auinque también soy consciente de que existen ciertos riesgos.
De momento, está en tus manos decidir si quieres usar los sistemas de accesos tradicionales o si prefieres utilizar el programa de reconocimiento facial (recuerda: de momento solo en los aeropuertos y con las aerolíneas mencionadas). Es totalmente voluntario y, por ahora, nadie te puede obligar a pasar por el aro si tú no quieres. Si el personal de tierra te incita a registrarte y usarlo y tú no deseas hacerlo, no pueden obligarte. Al menos, al momento de escribir este artículo (enero 2024).
En caso de que te hayas registrado ya, pero prefieras usar en un vuelo determinado el acceso tradicional, también puedes hacerlo. Es voluntario en cualquiera de los casos. Incluso, si en algún momento dado te quieres dar de baja de este servicio puedes hacerlo.
Imagínate que, como yo, sí te gustaría probarlo. Vale, ya nos ha quedado claro cómo funciona, cómo hacerlo y en qué aeropuertos y con qué aerolíneas podemos hacerlo. Hay un punto importante que todavía no hemos tocado y es qué documentación necesitamos tener. Apunta: tendrás que tener DNI o pasaporte electrónico (DNI 3.0 o 4.0, NIE electrónico o pasaporte electrónico si te registras desde la app con un dispositivo Android con NFC o un iPhone con iOS 13 en adelante. En caso de que tengas el DNI 2.0 solo podrás darte de alta en las máquinas de reconocimiento facial ubicadas en el aeropuerto). Recuerda que puedes registrar tanto el DNI/NIE como el pasaporte, algo que te recomiendo encarecidamente si te decides meter en faena. En vuelos nacionales o del espacio Schengen (UE) te vale solo con DNI, pero en el resto de países necesitarás pasaporte.
Es necesario que seas mayor de 18 años y, muy importante, desde Aena inciden en que, aunque ya no tendrás que mostrar la documentación en la puerta de embarque, sí tendrás que llevarla contigo. Esto es porque en cualquier caso están autorizados a solicitártela si es necesario, así que mejor prevenir que curar. No creo que sea habitual y realmente este asterisco se lo guardan para reservarse el derecho a pedirte tu identificación si algo no les cuadra. Está claro que la tecnología puede fallar, pero si precisamente a mí me gustaría empezar a usarlo por eliminar el miedo a perder mi documentación sin tiempo a expedir una nueva, este punto hace que no podamos estar 100% tranquilos.
Y ya sé que me podéis decir que más allá de eso también es muy interesante lo de ahorrar tiempos a la hora de acceder al avión, pero realmente el despegue tiene su hora y hasta que no entre todo el mundo no vamos a salir, por lo que realmente, si te paras a pensarlo bien, el tiempo real que vas a ahorrar es cero. No vas a llegar antes a tu destino.
Implicaciones del reconocimiento facial en aeropuertos, ¿cómo se protege la privacidad y seguridad del usuario?
El uso de datos biométricos es algo que puede generar preocupaciones. Y con razón. Pero esta suspicacia me parece en realidad un doble radero. Deja de hacer el drama, llevamos mucho tiempo dando nuestros datos biométricos sin pensar en quién está al otro lado o qué pueden hacer con ellos. No me malinterpretes: está igual de mal. Y realmente siempre deberíamos tener conciencia acerca de dónde van a parar nuestros datos, especialmente si hablamos de algo tan sensible como la biometría. Piénsalo: le hemos dado la huella dactilar, el rostro y hasta el iris a los smartphones. Hay muchos más ejemplos, pero sin duda este es el más habitual.
En el caso del reconocimiento facial en aeropuertos, nuestros datos, a priori, deberían estar protegidos, tal y como se expresa en la Política de privacidad del Servicio de Biometría de Aena. En resumen, Aena apunta a que los datos biométricos recogidos no se comparten con terceros y nunca salen de los sistema de Aena, excepto en casos en los que sea necesario por asuntos de seguridad pública. Entonces, ¿qué datos recibe la aerolínea? Solo los datos identificativos y de su tarjeta de embarque, para que se pueda producir este proceso de validación.
Aena también ha explicado que entre los datos que se tratan se incluyen los datos identificativos del pasajero, los datos de contacto, los datos biométricos, los datos de la tarjeta de embarque y los datos relativos al medio utilizado para el registro y al paso por las puertas biométricas.
El plazo de conservación de los datos biométricos e identificados es de máximo un año desde la última vez que se usó el servicio, mientras que los datos relativos a la tarjeta de embarque o a las imágenes obtenidas por las cámaras se conservarán un máximo de 24 horas desde el cierre del vuelo. De acuerdo a la Ley Protección de Datos Personales, el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de abril de 2016 (RGPD), y la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de derechos digitales (LOPDGDD) puedes solicitar la retirada del consentimiento y la supresión de tus datos en cualquier momento.
¿Podemos estar tranquilos ante lo que se viene? En un momento de la historia en el que parece que cada día nos levantamos con un nuevo ataque de ciberseguridad, las compañías tienen una presión añadida. No hay más que recordar el reciente caso de spoofing telefónico a un cliente de ING del que te hablamos hace unos días. No es posible frenar la evolución (ni sería bueno), pero como usuarios tenemos la responsabilidad de, al menos, tomar precauciones a la hora de utilizar estos nuevos servicios, conocer bien sus implicaciones y cómo las empresas y organizaciones nos protegen ante posibles brechas de seguridad. De momento, en España tenemos la ventaja de que ya podemos ver antecedentes en otros países. Frankfurt fue el primer país europeo en implementar el reconocimiento facial en aeropuertos y, de momento, no ha salido a la luz ningún problema.
