El Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, o simplemente IEEE, hizo un pequeño adelanto de lo que será la evolución del estándar Wi-Fi. Denominado como Wi-Fi 802.11bf, el nuevo estándar Wi-Fi previsto para 2024 estará basado en la tecnología Wi-Fi Sensing (Sens), cuya premisa principal es utilizar la señal para detectar personas, movimiento u objetos dentro del radio de acción.
Según explica el IEEE, el proyecto Wi-Fi Sensing llevará el estándar de comunicación a la siguiente etapa y, de hecho, dejará de ser un estándar de comunicación únicamente y se convertirá legítimamente en un paradigma de detección en toda regla. Cabe acotar que su desarrollo ocurre en paralelo al esperado Wi-Fi 7, que también llegará en 2024; así que se trata de una especie de bifurcación que contará con sus propias aplicaciones.
¿Qué puede hacer el Wi-Fi Sensing? Wi-Fi 802.11bf resumido
Entrando en detalles, el proyecto Sens está concebido como una forma de que los dispositivos capaces de enviar y recibir datos inalámbricos “utilicen las diferencias de interferencia de la señal Wi-Fi para medir el alcance, la velocidad, la dirección, el movimiento, la presencia y la proximidad de personas y objetos”.
Wi-Fi 802.11bf promete interesantes fines y aplicaciones, entre ellos servir como sistema de alarma al detectar movimiento inusual fuera de la casa o como sistema de iluminación inteligente, apagando las luces automáticamente cuando el usuario abandona la habitación. El cielo es el límite, y compañías de la talla de Intel ya están pensando como aprovechar el nuevo estándar.
En este sentido, se prevé utilizar los dispositivos con Wi-Fi 802.11bf para la monitorización sin necesidad de cámaras o sensores. Esto da lugar a soluciones de reconocimiento y control por gestos, así como también de control ambiental y seguridad.
Podríamos utilizarlo, por ejemplo, para controlar dispositivos con gestos, para jugar videojuegos sin necesidad de controles o para echarle un ojo al pequeño de la casa.
No todo puede ser color de rosas
Naturalmente, existen dudas concernientes a las privacidad y seguridad de los usuarios, puesto que la naturaleza intrusiva de Wi-Fi 802.11bf conlleva riesgos mayores. Es bien sabido que las señales Wi-Fi pueden ser explotadas para conseguir datos de personas y dispositivos conectados; y cuando a añadimos a la ecuación la capacidad de detectar personas en tiempo real, hay bastante potencial para fines nefarios.
Los expertos e investigadores advierten que, dada la naturaleza de transmisión del canal inalámbrico, un intruso malintencionado podría «escuchar» fácilmente los informes de CSI [Información del estado del canal] y rastrear la actividad del usuario sin autorización. Por si fuera poco, las ondas Wi-Fi pueden penetrar paredes y no requieren de luz, lo cual supone un riesgo todavía más grande.
Asimismo, existe además el reto de resolver los problemas de interferencia que seguramente surgirán de tener que compartir el espectro radial con otras tecnologías inalámbricas. Por lo tanto, todavía queda mucho trabajo por hacer en los aspectos técnicos y de privacidad del estándar; sea como sea, no será sino hasta 2024 que finalmente veremos su aparición en el mercado.
Vía | IEEE